Hay sin duda en este mundo ciertas personas cuya vida se sustenta gracias a la mentira, sin ella quedarían debilitadas y morirían de hastío, pero la mentira les fortalece haciéndoles a sí mismos más fuertes, más seguros, menos vulnerables a una realidad que consideran inaceptable.
Son las circunstancias amor, son las
circunstancias. -Le decía Andrés a Laura mientras que ella, mordiéndose
los labios, cerraba los ojos sintiendo como los latidos de su corazón le
hablaban de esa gran mentira.
Son las circunstancias amor, son las circunstancias. -Se repetía entre verdades recortadas, terciada sonrisa y palabras vacías.
Son las circunstancias amor, y ella sin
mediar palabra disimulaba que le creía. ¿Qué podía hacer? ¿Volverle a
preguntar? ¿Volver a insistir que contase la verdad? ¿Tanto se puede
amar para girar la cabeza y ver en cada mentira el despertar de un
nuevo día?
Paso el tiempo y el eco de una voz cada vez mas desgastada en sus sienes persistía.
Pasaron los meses, los años, toda una vida y en los ojos ya caídos de Andrés por fin la tristeza de una vida ya pasada resurgía.
¡Cuánto daría Laura, por cambiar
aquello que tú tan sólo con la mirada me pedías!, pero fueron las
circunstancias, esas del día a día las que nublaron mi mente, las que
guiaron mi vida. -Le decía con voz ronca y apagada mientras sus manos
temblorosas y arrugadas agitaban el aire en busca de otras manos donde
apoyarse..
Fueron ellas Laura, las que truncaron mi vida, con lágrimas en los ojos sollozando se repetía.
Pero era demasiado tarde y Laura ya no le oía.
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