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Por: Elko Omar Vázquez Erosa
Cuando me encontraba en Madrid caminaba por las calles estrechas de
la ciudad antigua, al mero estilo de Jack Sparrow por culpa de los
excelentes vinos ibéricos y de uno que otro calimoche; de pronto una
mujer bellísima, como suelen ser las españolas, me salió al paso frente a
una casa cultural y dijo:
—Vamoz hombre, que ez la prezentazión del libro “Zuzurros al aire”,
de la ezcritora María del Carmen Aranda. Pázate que hay vino y
bocadilloz.
Y como no es una invitación que yo suela rechazar me metí al centro
cultural, donde me situé, de acuerdo a mi costumbre, a un lado de la
mesa llena de bocadillos y copas de tinto de Rioja, para desesperación
de los otros invitados, quienes temían que los dejara “a pie”, como se
dice vulgarmente.
María del Carmen Aranda leyó algunos de sus cuentos, escritos en una
prosa soñadora, llenos de un profundo conocimiento de la naturaleza
humana que nos llevan a reflexionar.
Entre sus cuentos recuerdo “Lucha de elefantes”, que arranca con un proverbio africano que a la letra dice:
“Cuando dos elefantes luchan, es la hierba la que sufre…”
Conviene citar algunas líneas de ese cuento delicioso, a saber:
“¡Basta ya!, gritó una pequeña brizna de hierba erizando orgullosa su
pequeño, verde y tierno tallo. ¡No queremos morir siendo aplastadas! Si
queréis luchar, hacedlo dejando al pueblo a un lado; luchad en los
desérticos parajes donde sólo bajo vuestras grandes y pesadas patas haya
barro”.
Mientras consumía las galletas con un poco de caviar, así como unos
bocadillos riquísimos que forman una especie de cuerno de la abundancia
con jamón y queso crema escuché otro de los cuentos de María del Carmen
Aranda, titulado “Voces que no callan”, del que cito unas frases, para
que se den un quemón:
“Esquivaremos amenazas y seguiremos luchando para que ese aliento que
tapona nuestras almas se libere con alas de cóndor, volando a mayor
altura y por más tiempo, manteniéndose siempre libre en zonas
borrascosas y nubladas, en heladas montañas y extremados desiertos, para
que así de una vez por todas se nos oiga, se nos escuche aunque sean
las tímidas palabras salidas de una garganta casi ahogada”.
María del Carmen escribe con donaire: yo soy uno de sus fans.
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