La pluma en sus manos,
en su cabeza un pensamiento,
en su corazón el dolor invisible de un adiós.
Le pedía a su mano iniciase la danza sórdida del movimiento
a través de la pluma engarzada en sus dedos.
Ellos, paralizados, le pidieron permiso al pensamiento.
El pensamiento atorado y vencido no avanzaba... y pidió permiso a su corazón
y el corazón confundido miro al cielo y allá a lo lejos, entre las
estrellas y astros desconocidos, en lo más infinito del Universo,
escribió:
“ Siempre te llevaré conmigo”
María del Carmen Aranda, autora de :
Flores Entre Escombros
La 5ª Clave. Encuentra lo que siempre has buscado
Las Ventanas del Mundo
Susurros al Aire
Como se escritor y no morir en el intento
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