En 1980, cuando Ramón Gaya alcanzó la edad de 70 años, en Murcia su Ciudad, un grupo de amigos, el periodista Pedro Soler, los pintores, Manuel Avellaneda y Pedro Serna, el poeta Eloy Sánchez Rosillo, Pepe Rubio y Manuel Fernández-Delgado decidieron hacerle un homenaje consistente en una gran exposición de gran parte de su obra en las galerías Chys, Zero y en el Casino de Murcia.
Se celebró una exposición homenaje de sus amigos los pintores murcianos, en la extinta sala municipal de Santa Isabel y se publicó un libro en el que se recopilaron poemas, artículos, estudios sobre su persona y su obra, así como parte de su literatura, de su palabra escrita, en lo que fue la primera obra de la reciente nacida entonces, Editora Regional.
Por otra parte junto a estas felices, festivas y merecidas iniciativas el Ayuntamiento murciano acordó nombrarle Hijo Predilecto de la ciudad.
Ramón Gaya, como hijo agradecido, donó a su Murcia natal, a esa <delicada ciudad polvorienta de una vigorosa sustancia desvaída>, a esa ciudad a la que él cada vez que podía volvía para toparse <materialmente con esa especie de hálito suyo, único, inconfundible >, un legado compuesto por un centenar de sus obras.
Posteriormente y tras un viaje a Méjico con su mujer Isabel Verdejo, la primera donación fue ampliada con la incorporación de una serie de cuadros de su época mejicana que faltaban en el legado inicial. A partir de ese momento Chapultepec, Cuernavaca y los primeros homenajes a Velázquez y Carpaccio se unieron a los pasteles de Firence, Roma y Venecia y a los homenajes a Tiziano, Remblandt, Victoria, Pastora, y un largo etcétera de <amigos suyos>.
Desde ese momento una serie de trabajos e ilusiones de todo tipo se fueron conjuntando para conseguir que Murcia tuviese un lugar que acogiese dicha colección.
El Ayuntamiento de Murcia adquirió dos inmuebles de hermosa estampa en la Plaza de Santa Catalina, pertenecientes a la familia Palarea. Después de que Ramón Gaya aumentase su generosa donación en veinticinco nuevos dibujos, la Corporación Municipal, el 10 de octubre de 1990, cuando el pintor cumplía 80 años, hizo posible que lo que un día fue un sueño y deseo se hiciese realidad en forma de Museo, que abrió sus puertas bajo su nombre y en el que la Ciudad y sus hijos se miran con orgullo.
Manuel Fernández-Delgado y Cerdá Director Museo Ramón Gaya
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