sábado, 25 de enero de 2014

FRAGMENTO IX "UN NUEVO DESPERTAR- LOS TOEKOM" del libro "LAS VENTANAS DEL MUNDO"



FRAGMENTO IX

Lamentablemente el tiempo les dio la razón. El informe
que unos años antes había sido redactado por ellos indicaba que
el dique cedería si no se tomaban las medidas oportunas y correctoras,
y así ocurrió: el dique se rompió por decenas de zonas
y ya nada podían hacer.
Las autoridades callaron, AMUGE también silenció y la
enigmática ciudad de Nueva Orleans se sumaba a otras tantas
que quedaban sumergidas en el sueño del olvido junto a miles
de sus habitantes, que perecieron en ellas.
Otro recuerdo más para la retina de nuestros ojos y el olvido
en nuestro corazón.
Cuando terminaron su relato, con solmene tristeza en sus
rostros, me preguntaron si quizás pudo alguien haber evitado la
catástrofe. Yo les miré y no les respondí, no tenía palabras ni excusas
para darles, aunque sabía que la naturaleza había levantado
su mano y las advertencias hacia nuestra propia destrucción
eran ya patentes. Quizás sí, pensé, quizás alguien podría haberlo
evitado, no sólo esa tragedia, sino los continuos desastres que
diariamente se iban anunciando; quizás, si alguien de ese veinte
por ciento de la Humanidad que ostentaba el ochenta por ciento
de la riqueza y recursos hubiese prestado un poco de sentido
común, un poco de esfuerzo invirtiendo una pequeña parte de
su riqueza en concienciar a la Humanidad, se hubiese podido evitar;
pero en la mente de los más poderosos el único objetivo era
la acumulación de más y más riqueza, a cualquier precio.

Habíamos hipotecado parte de nuestro planeta y el futuro
de millones de personas que seguían con su natural ingenuidad,
o más bien diría comodidad, pensando que algún día todo
cambiaría y, efectivamente, estaban en lo cierto: el mundo,muy
sigilosamente, iba cambiando día a día, paso a paso, hacia una
dirección sin retorno.
Nos habían educado para quererlo todo, tenerlo todo y, una
vez descubierto y poseído, despreciarlo, olvidarlo y empezar de
nuevo en busca de algo distinto que de nuevo nos produjera esa
eventual emoción. Un círculo vicioso que nos mostraba la insatisfacción
permanente de una gran parte de los seres humanos.

Tal vez el mayor problema fuese que la vida tal como la
conocíamos dejó de existir, pero aun así, nadie fue capaz de asimilar
lo que sobrevino en su lugar.

En nuestras mentes reinaba la confusión porque todo iba
cambiando a nuestro alrededor, produciéndose un cataclismo tras
otro, transformándose las antiguas creencias en aire y vacío.
[37]
Las Ventanas del Mundo
Éramos muertos sin alma. ¿Por qué? ¿Necesitábamos morir
para seguir viviendo?

Sumergidos en una continua provocación de desastres, se
inició el éxodo demás de ochocientos millones de personas que
estaban dispuestas a desplazarse permanentemente a cualquier
lugar que les ofreciera seguridad; gentes dirigiéndose a desconocidos
lugares donde iniciar una nueva vida, multitudes acarreando
sus pocas pertenencias; todos ellos destrozados, hambrientos,
sin hogar.
Las presiones económicas, sociales, territoriales y medioambientales
obligaron a los presidentes de gobiernos a
aplicar soluciones pragmáticas, ofreciendo a inmigrantes de
otros países sus tierras. Los poderosos del planeta, a pesar de su
poder, habían perdido el control, se les había ido de las manos
y el pueblo, lleno de hartazgo, se negó a seguir siendo
manipulado.
Se propusieron ciudades Toekom como alternativas de ayudas
a otros paísesmás pobres, países que vivían con normas decadentes
y cuyos gobiernos carecían de credibilidad; estas ciudades
estarían administradas por el mismo pueblo y dirigidas
con bases y normas sencillas pero sensatas y justas; de ese modo
una ciudad Toekom ubicada en territorio antes deshabitado garantizaría
que todos sus residentes habrían elegido vivir allí con
pleno conocimiento de sus normas.
Aquellos que finalmente tomaban esta decisión eran personas
muy especiales, actuaban siempre basándose en la verdad
y en la auténtica justicia, sinceras, sensibles, no temían ser
vulnerables y poseían la capacidad de brindarse a los demás;
amaban la naturaleza y desbordaban esperanza; hacían, a pesar
de todo lo que en esos momentos acontecía, que la vida pareciese 
bella. Un «Nuevo Despertar» había llegado.

(Continuará,  ver Fragmento X)


Relato: El Cubo de lata plateada

Dedicado a "cuando fueron niños"

No quería perderme nada de ellos y decidí guardarme hasta sus últimas lágrimas en un pequeño cubo de lata desgastado por el tiempo. Pensé, que aun siendo pequeño sería suficiente para guardar esas tímidas perlas, que en algunas ocasiones brotaban caprichosas de sus ojos llenos de luz, de mirada clara, transparentando sus almas.

¡Algún día, llegado el momento, verteré sus lágrimas desde lo alto de una gran montaña y desde allí podrán ver como es el mundo! – Pensaba, mientras observaba mi cara en su cubo reflejada.
-¡Tendrán que abrirse camino con fuerza y perder sus miedos y en su solitario camino otras corrientes y otras aguas se unirán a ellos!
Un día y sin esperarlo, el sol se alzó con fuerza. Nada ni nadie podía apagar su luz, su calor y resplandor. Oculte temerosa el cubo, pero el sol absorbió las lágrimas.
¿Dónde están las lágrimas que has ido guardando durante estos años con tanto anhelo? –Me preguntaron mis hijos.
-El Sol las ha absorbido y no he podido detenerlo y… ¿veis aquellas nubes libres y juguetonas que aparecen en el cielo provocando al viento?
- Si. -Me dijeron.
Están compuestas de miles de lágrimas de cientos de niños, que un día como vosotros crecieron.
Y del cielo caerá agua, formándose tormentas, rayos y truenos y de ahí llegará la calma creándose de nuevo senderos y caminos que limpiaran a su paso vuestros miedos. Paletas cromáticas de mil colores os acompañarán y os dejareis llevar en muchas ocasiones por la vida y por el tiempo.
No pude retenerles. El ruido del agua, el olor a tierra mojada y los mil y un tonos de la tierra en su trayecto les acompañan. Han perdido sus miedos, ahora avanzan con fuerza y atrás dejaron las lágrimas. Ya no necesitan  “El cubo de lata plateada”.

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http://www.otromundoesposible.net/el-rincon-de-carmen

miércoles, 22 de enero de 2014

Museo Ramón Gaya (Murcia) presenta el libro "Las Ventanas del Mundo" 24 febrero 2014


 Este próximo 24 de Febrero a las 20:00 p.m.el Museo Ramón Gaya (Murcia), acogerá a la escritora Mª del Carmen Aranda quién presentará su tercera Novela "Las Ventanas del Mundo"

Autora de ""Flores Entre Escombros
"La 5ª Clave. Encuentra lo que siempre has buscado"

 El Museo Ramón Gaya cuenta con una extensa exposición del pintor murciano más ilustre del siglo XX.  
Ramón Gaya nació en Murcia, en 1910, 







  • DONDE COMPRAR "LAS VENTANAS DEL MUNDO":
    http://www.casadellibro.com/libros-ebooks/maria-carmen-aranda/146401
    http://ocio.elcorteingles.es/libros/autores/maria-del-carmen-aranda

    viernes, 10 de enero de 2014

    FRAGMENTO VII "EL DESASTRE PROVOCADO POR LA CORRUPCIÓN"del libro "LAS VENTANAS DEL MUNDO"



     "La ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse."



    FRAGMENTO VII


    La corrupción y ambición provocaron el desastre, lo que un día fue nunca más volvería...)  
    Un ejemplo de ello fue la negligencia cometida por la Agencia Mundial de Grandes Edificaciones (AMUGE), empresa responsable de la supervisión de la construcción de un dique que rodeaba a la bella y misteriosa ciudad de Nueva Orleans. 
    Dos de mis amigos eran ingenieros de la agencia y una de sus responsabilidades, era la aprobación de la terminación de las mega-obras, mediante un exhaustivo análisis de comprobación de la edificación.



    Un día, sin previo aviso, les comunicaron que debían viajar a Nueva Orleans. Fue un viaje relámpago en el que lo único que tenían que hacer eran unas certificaciones, nada complicado ya que las obras habían tenido varias supervisiones anteriores y en principio todo estaba conforme.
    Dada la improvisación del viaje, decidieron llevarse a su pequeña Alejandra, de seis años.


    Con ojos llorosos y mirada nublada, me contaron su experiencia.


    Estaban realizando un estudio sobre los impactos de las grandes construcciones en el medio ambiente natural, cuando les informaron de este viaje; allí el destino les invitaría a conocer a los que serían sus grandes amigos en el futuro, una coincidencia que no suele acontecer pero que cuando ocurre, las almas se unen para siempre. Y así, desde el primer momento en que pusieron sus pies en tierra americana, fueron acompañados por todos los rincones y en todo momento por estas personas maravillosas que nunca olvidarían.

    Vivían en Nueva Orleans, en una casa de dos plantas rodeada de un verde jardín, de los pocos que quedaban en esa época.
    Una casa nada pretenciosa pero realmente bella, donde mis amigos pasaron unos días con Eliana, Marco y el pequeño Andrés.

    Esto ocurrió pocos años antes de que sucediera aquella terrible hecatombe telúrica.
    El pequeño Andrés, de pelo castaño y grandes ojos pardos, congenió con la pequeña Alejandra, cuyos rizos ondeaban en el aire armonizándose con sus cortos y graciosos pasos; ambos niños se hicieron grandes y entrañables amigos, y las dos parejas junto a sus hijos saborearon grandes momentos inolvidables.
    Al caer la noche y con el sosiego merecido de un largo día agitado, disfrutaban de apasionadas charlas acompañadas de largos paseos al pequeño puerto de la base americana de Biloxi.
    Algunas de esas noches acudían hasta un pequeño puente de madera, cerca de la base, donde junto con algunos esporádicos pescadores, lanzaban las redes al aire que caían en el agua como abanicos desplegados y en pocos minutos, lentamente, la subían de nuevo, recogiendo en ellas multitud de gambas y
    otros pececillos.

    —Íbamos de pesca —me decían con voz temblorosa.

    Aquellos días que pasaron junto a ellos se trasladaron en el tiempo, era… ¿cómo expresarlo? Como si hubiesen vivido en otra época en la que aún se podía ver el cielo estrellado titilar y pasear percibiendo todos los olores de esa antigua y húmeda ciudad de Nueva Orleans, donde la música y la espiritualidad fluían por las calles, el jazz por todos los rincones y los niños bailando claqué con sus pequeños dedos dejándose entrever por esos desgastados y rotos zapatos que desprendían vida. Sí, Nueva Orleans era una ciudad que te embriagaba como el aroma de sus dulces viñets y la alegría de sus gentes.


    De este modo iban combinando trabajo y ocio, aprovechando esta estancia para el estudio de la certificación del dique.
    Uno de los sitios que visitaron fue la playa de Pensacola, cuya arena blanca se confundía con la sal y sus aguas cristalinas de color verde esmeralda les animaban a zambullirse y disfrutar de su frescor y a su vez calidez.
    Todo era hermoso, una playa de ensueño cuyos finos hilos dorados desprendidos por el tímido sol que se ponía en el atardecer cubrían como un fino manto luminoso todo lo que su vista podían alcanzar; era un verdadero espectáculo que la naturaleza les ofrecía gratuitamente, una mezcla espectacular y desafiante de vivos colores.
    El informe estaba listo y debían regresar, pero finalmente no firmaron las certificaciones de terminación de la obra del dique.
    En el informe incluyeron detalles sobre las fallas de diseño e ingeniería, hablaron de la mala calidad del suelo y el hundimiento de la tierra (algunas secciones tenían un desnivel de hasta sesenta centímetros más bajas que Otras), y detallaron las grietas que vieron en los canales que atravesaban Nueva Orleans debido a una inadecuada construcción y a la compleja y desafiante geología de la región.
    Entregaron el informe con la esperanza de que el dique fuese nuevamente inspeccionado por ingenieros y reconstruido en las zonas que se especificaban como altamente peligrosas;sin embargo, para su sorpresa el informe fue sellado como inconcluso, quedando censurado y anulado; se dio carpetazo y meses después enviaron a otros agentes que firmaron sin inconvenientes la certificación de terminación de la obra.
    En la inauguración hubo champagne, aplausos y emotivos abrazos agradeciéndose los unos a los otros su gran labor, una verdadera pantomima de su gran incompetencia. AMUGE zanjó el tema, mis amigos fueron considerados dos personas poco colaboradoras e incómodas para la agencia y, como Resultado, fueron despedidos.

    Pocos años después —prosiguieron mis amigos—, se podía leer en la prensa:
    «Las turísticas playas de Pensacola en Florida, famosas por su arena blanca, fueron alcanzadas por la marea negra en el Golfo de México".



    La oscuridad de las aguas procedentes de la plataforma Deepwater Horizon habían teñido las claras orillas de la playa, y el transparente mar se convirtió en una masa negruzca y aceitosa, asfixiando a todo ser viviente que iba encontrándose en su camino, devorando la vida y convirtiendo aquella preciosa playa en un basurero más de nuestro planeta Tierra. La costa estaba completamente lóbrega, era como si se penetrase en un mundo invisible a través de su oscuridad. Sus recuerdos de Pensacola quedaron velados por la marea negra, así como el prístino Nueva Orleans quedó sumergido bajo las aguas. Sus amigos desaparecieron, sepultados en alguna parte de la ciudad tras haber sido azotada por un gran tornado, e inundada por la caída del dique que la rodeaba...(Continuará,  ver Fragmento VIII)


    DONDE COMPRAR "LAS VENTANAS DEL MUNDO":



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