ELLA- UN SUEÑO IMPEDIDO
Aquella noche, María
cansada de un largo día, decidió relajarse un poquito e irse a dormir
más tarde; los niños ya dormían y Javier sentado en el sofá, ya agotado
por el cansancio, había cerrado los ojos para, como el decía, descansar
cinco minutos nada más, pero nunca era así y siempre le daban las tres
de la madrugada.
María todas las noches se iba la primera a dormir,
pero aquella noche una película en la televisión hizo que se quedará un
ratito más.
—Una gran película —se dijo— y esta la quiero ver. Se insistió a si misma para no quedarse dormida.
Una bella historia de amor unido a la aventura de un viaje a lugares
donde todos los corazones sueñan, hizo que las dos horas transcurrieran
rápidamente.
Terminada la película, los ojos de María quedaron
impregnados de esperanza mientras Javier seguía durmiendo apoyando su
cabeza en el quicio de un cojín.
María se sentía feliz, tenía a su lado a lo que más quería, sus hijos y su amado Javier.
—Está bien —pensó—. — Me voy a dormir.
Se levantó decidida del sofá apoyando sus manos sobre la mesa. En su
mente, mientras se incorporaba, mantenía las escenas de la película
vivas; solo dos pasos del sofá a la puerta del salón y otros dos a la
habitación donde se encontraba su cama.
María se quedo fijamente
mirando la puerta del salón de pie, inmóvil, como si la distancia fuese
un largo camino interminable y dos lágrimas silenciosas brotaron de sus
ojos.
María había olvidado que su parálisis le impediría llegar
hasta su dormitorio y una voz suave y tímida salió de su ahogada
garganta.
— Javier, ayudame.