lunes, 31 de marzo de 2014

II Concurso Infantil Iberoamericano de Relatos Breves, Otro Mundo es Posible

Se inicia este  II Concurso Infantil Iberoamericano lleno de ilusión donde esperamos recibir los sueños y deseos de todos los niños de 10 a 15 años a través de sus colegios.
Sus voces aunque en el silencio del escrito, serán oídas y publicadas.

Una gran iniciativa donde estos pequeños sabios nos enseñaran muchas cosas, entre ellas a reflexionar de como actuamos en este pequeño Planeta de "todos".

El Juzgado estará compuesto por cuatro miembros y presidido por María del Carmen Aranda, escritora y colaboradora dela Revista Otro Mundo es Posible.

http://otromundoesposiblecolegios.blogspot.com.es/


http://www.otromundoesposible.net/concurso-infantil-iberoamericano-de-relato-breve-otro-mundo-es-posible/ii-concurso-infantil-iberoamericano-de-relatos-breves-otro-mundo-es-posible

LIBROS DE MARIA DEL CARMEN ARANDA




domingo, 30 de marzo de 2014

1 La Posguerra en MADRID -Una historia contada a través de los ojos de una niña "FLORES ENTRE ESCOMBROS"





Quizás la historia que voy a contar sea para muchos un reflejo de lo que vivieron y que el paso del tiempo ha ido borrando de sus memorias, permaneciendo en el recuerdo de sus almas. Para mí ha tenido el significado del valor y la supervivencia, del amor a la vida y a la esperanza.

La flor que entre las cenizas y escombros resurge en busca del sol y alguna gota de agua, aferrando sus raíces a la tierra, resistiendo a las tormentas y los vientos con la fuerza de un gigante; ésa fue mi madre.
Nacida en una familia humilde, fue obligada a vivir una guerra en la que entre hermanos se mataban. En aquella guerra, como en todas las que ha habido, no hubo vencedores ni vencidos, todos fueron perdedores.
A pesar de los años ya transcurridos, cada día vivido en aquella guerra y posguerra se quedó grabado en su alma a fuego, y aún hoy se le humedecen los ojos recordando las penurias de aquellos días.
Los grandes esfuerzos para conseguir algo de comida, los grandes deseos por las cosas más sencillas hicieron de esa pequeña niña una gran luchadora.
Recuerdo esas tardes plácidas, llenas de confort y sosiego que me acompañaban con un caliente café mientras era acariciada por una brisa de aire fresco cuya entrada era permitida por la gran ventana que entre abierta dejaba a su vez pasar unos débiles rayos de
sol. El ambiente de color dorado me embriagaba con sus suaves olores, se respiraba paz y armonía, me transmitía fuerza y coraje, y el sonido de su bella historia llena de pasión me estremecía.
—Era el año 1929 en España —me contaba—, y la ausencia de cohesión ideológica implicaría a la larga un conflicto entre el pueblo.
La persistencia del caciquismo y la creciente falta de representatividad de los partidos de turno trajeron como consecuencia una crítica de los intelectuales hacia el Estado. Otro factor que induciría a ese fatal desenlace sería el militarismo, interviniendo algunas partes del ejército en la vida política por vías no constitucionales.
Mientras intentaba trasladar mi mente a aquel entorno de revueltas, ella continuaba con su relato sentada en una silla de madera junto a la mesa camilla del pequeño cuarto de estar.
—Transcurrían los años treinta. Yo, hija de padres humildes, nací en un periodo de transición en España. Nada les hacía prever a mis padres que se verían abocados a una guerra civil y una terrible posguerra que daría fin a sus pobres ilusiones. El movimiento
obrero crecía vertiginosamente mientras los partidos republicanos veían cómo sus filas iban engrosándose. Todos ellos pactaron en agosto de 1930 en San Sebastián y crearon un comité para conseguir la República.

Mientras España se debatía entre el poder y la gloria, mis padres, Antonia y Catalino, contaban ya con siete hijos; sus grandes preocupaciones eran el día a día, conseguir un trozo de pan que llevarse a la boca sin entender nada de lo que ocurría a su alrededor.

El 10 de mayo de 1931, con la disculpa de una manifestación contra ABC en la
que participan elementos izquierdistas, se produce el asalto e incendio de iglesias y conventos en Madrid y en varias ciudades de Andalucía.
La República tenía ante sí grandes problemas: arcaísmo agrario, enormes desigualdades de propiedad, atraso tecnológico, un ejército sobrecargado de mandos y un gran atraso educativo: el 33% de la población era analfabeta.
Hizo de nuevo una pequeña pausa y deslizó su mirada a través de la ventana clavándola en el horizonte; los recuerdos la invadían y así prosiguió su historia.
—En las afueras de Madrid, lejos del núcleo principal de los grandes políticos, se levantaba en unos cerros de tierra seca y árida un corredor de casas bajas, un barrio de extramuros, desgalichado y pobre: el barrio de las Cavilas del Puente de VallecasUn pequeño núcleo de casas donde el hambre y la convivencia iban unidas. Ocho puertas, unas enfrente de las otras, diferenciadas por un largo corredor en forma de patio y cuyo ancho de separación no era de más de tres metros. Esa distancia era toda la intimidad de
la que se podía disponer; casas habitadas por un gran número de familias recluidas en una superficie que no superaba los doce metros cuadrados y cuyo uso era de comedor, sala de estar y dormitorio; la intimidad era prácticamente inexistente. Las pequeñas discusiones
cotidianas hacían de aquel corredor un pequeño circo, todo era de todos y todos formábamos una gran familia.
Las puertas de madera carcomidas por el sol y la humedad dejaban paso a dos habitaciones pequeñas, frías, bañadas por un ligero olor a humedad y separadas por largas telas plegadas. En una había un habitáculo llamado cocina que como extra tenía un fogón de
carbón, una negra chimenea sobre suelo terrino y varios pequeños candiles colgados en las grises paredes, de cuyas cuerdas prendidas temblaba una llama débil que amarilleaba el ambiente...

Otros libros de María del Carmen Aranda



http://erideediciones.es/maria-del-carmen-aranda/

jueves, 27 de marzo de 2014

Cuando se vive en soledad, el sentimiento vertido en verso




Vivía sin vivir,
amaba sin querer,
quería sin sentir.
                                     Andaba frío y sereno,
y en su rostro reflejaba la tumba de su alma,
                                   en un paraje para él, siniestro.
Yacía en soledad ante el tumulto y la risa.
¿Lloraba?
Lloraba sí,
lloraba en silencio.



OTROS LINKS DE INTERES:

Del libro "LA 5ª CLAVE"
Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor. La grandeza de un hombre no se mide por lo que tiene, sino por la valentía que ha ido demostrando en su camino, cada vez que un tropiezo le hizo caer y volvió a levantarse.





domingo, 23 de marzo de 2014

Fragmento XIII El Gran Árbol Tiféret.Fin de una civilización año 2487 del Libro “Las Ventanas del Mundo”

El hombre no es ningún Dios y su prepotencia y arrogancia nos conducirá al fin de una civilización, sin embargo una bella historia de amor nos revelará que aún hay esperanza. 






.... física, estimulaba la afectividad en el plano de la amistad y el
amor, ayudando a la expresión calmada de las emociones y proporcionando
fortaleza de carácter y fe en sí mismo.
El hombre siempre había sido un receptor y transmisor de
energía, al igual que los cristales, por lo que al estar nuestras ciudades
construidas con gemas, las cualidades que de ellas recibíamos
vibraban en sintonía con nuestros cuerpos. Nuestro vivir
cotidiano estaba rodeado de vida y energía con un aire respirable.
El Merkaba había aterrizado en la ladera de una de las colinas
que rodeaban el valle. En la lejanía vimos cómo tres personas
descendían de él. Su estatura, a pesar de medir más de
dos metros, no nos resultó extraña, dado que era una estatura
media en aquella época; la manipulación de muchos de los alimentos
siglos atrás había generado una trasformación en el gen
del crecimiento, haciendo que las personas aumentasen de tamaño
generación tras generación.
Desde el valle les veíamos descender pausada y tranquilamente,
mirando todo a su alrededor; según se iban acercando,
sentimos una suave calidez en nuestros cuerpos, una especial luminosidad
se desprendía a nuestro alrededor como un fluido reflejo
de nuestro campo psíquico y espiritual, proyectando en él
todos nuestros pensamientos, emociones y sentimientos positivos
hacia ellos: era pura energía canalizada basada en la alegría.
Nos sentíamos muy complacidos de poder hablar con los
Temuranos, de poder enseñarles todos nuestros conocimientos
y ayudarles en lo que necesitasen. Sentíamos una escrupulosa
fascinación por lo que habían desarrollado en la oscuridad dentro
de sus múltiples túneles hacinados en las profundidades de
la tierra, aunque no compartiésemos su filosofía.
Los tres Temuranos seguían descendiendo por la tenue
verde ladera donde algunos matojos y plantas que durante el

invierno soportaron el frío despertaban con sus nuevas y jóvenes
hojas brillantes llenas de vida.
Con sumo cuidado, los tres invitados iban abriéndose paso
entre las pequeñas flores, miedosas, tímidas y delicadas, abigarradas
unas contra otras, formando pequeños grupos que se extendían
por la ladera a pesar de su timidez.
Estaban llegando al primero de los siete anillos que componían
la ciudad y allí estábamos nosotros, esperándoles con
una inmensa alegría.
Nuestra ciudad estaba compuesta por siete anillos concéntricos,
cada uno de ellos el doble de ancho que el anterior, confluyendo
todos en un pilar central donde se encontraba el árbol
de la vida, un árbol milenario compuesto de diez ramas que había
crecido en círculo formando una gran bola y donde sus hojas
de múltiples colores se entrelazaban en plena armonía.

El gran árbol Tiféret representaba los estados de la naturaleza
y cada una de sus grandes ramas tenía la función de abrir
el acceso a las capacidades escondidas de la psique, un gran referente
de inspiración para la vida de los Toekom.
De cada rama brotaban flores y hojas de distintos colores y
formas, diferenciándose una rama de la otra como si brotasen de
árboles distintos y a las que llamamos con diferentes nombres.
A la corona, el centro, el cerebro, le decíamos Kéter, sus
ramas eran redondeadas y correspondían al reino de la superconsciencia
de la experiencia, sugiriéndonos un aura rodeando
la propia conciencia, y así sus flores redondas y blancas envolvían
todos los poderes conscientes del alma.
La rama Jojma correspondía al comienzo de la sabiduría
y las Biná al entendimiento, ambas constituían los axiomas que
definen el mundo, correspondiendo a los fundamentales del
conocimiento que yacen detrás de todo nuestro proceso de
pensamiento. Estos axiomas se encontraban en la estructura
misma de la mente al nacer y llegaban a integrarse a ella mediante
nuestras experiencias de vida. Ellas formaban la base de
nuestra capacidad de estructurar y categorizar la información,
y por tanto, de obtener sabiduría. Sus ramas voladizas y flexibles
se entremezclaban con el resto dejando entrever pequeñas
y estrechas hojas grisáceas con puntas blanquecinas dando frondosidad,

majestuosidad, haciéndole un gran árbol compacto.


(Continuará,  ver Fragmento XIV)


DONDE COMPRAR "LAS VENTANAS DEL MUNDO":
OTROS LINKS DE INTERES:

Del libro "LA 5ª CLAVE"
Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor. La grandeza de un hombre no se mide por lo que tiene, sino por la valentía que ha ido demostrando en su camino, cada vez que un tropiezo le hizo caer y volvió a levantarse.

jueves, 20 de marzo de 2014

MI BESO ROBADO del Rincón de Carmen


Dime, tú qué sabes...
¿Cuál es el significado de un beso robado?Dime, tú que me miras percibiendo mi olor;
que elaboras y tejes pensamientos secuestrados,
ocultos tras el sonido de tu voz y el temblor en tus manos.Dime...¿cuál es su significado?
Viajero incansable,luchador nato,quieres amar, pero con el tiempo y el dolor de un antiguo amor ya pasado,casi lo has olvidado.
Sin embargo, 
tus ojos relucen y brillan cobrando todo su esplendor,
cuando sin quererlo, piensas en ese... “mi beso robado”.

Ahora, tras la cortina de un tiempo pasado,
sé que eras tú el que a mi paso ligero no vi,
que eras tú el que me llamaba desesperadamente y nunca oí,
el que secaba mis lágrimas en las noches lluviosas pero nunca sentí, hasta ese día que posaste tu tímida mano sobre la mía y dándome un cálido beso, rozaste mis labios.
 Fue, ese beso robado, mi querido amigo, el que transcurridos los años, aún no he olvidado.


DONDE COMPRAR "LAS VENTANAS DEL MUNDO":

http://www.amazon.es/Flores-entre-escombros-Carmen-Aranda-ebook/dp/B0071VUMQS


OTROS LINKS DE INTERES:
"Las Ventanas del Mundo"

Del libro "LA 5ª CLAVE"
El éxito se encuentra en el trabajo en equipo. La unión es la fuerza que te hará alcanzar tu sueño. Participa y colabora, y tu éxito estará asegurado.


domingo, 16 de marzo de 2014

Fragmento XII Año 2478 La CIUDAD TOEKOM - EL VALLE SAGRADO (Huillopamba) del libro "LAS VENTANAS DEL MUNDO"

https://www.youtube.com/watch?v=vxaA8mnOroM

Fragmento XII El futuro pertence a aquellos que creen en la belleza de sus sueños. 

Eleanor Roosevelt






...producía en un momento en el cual las aguas del mar bajaban
convirtiéndose entonces en tierra firme.
En una zona, compuesta en la antigüedad por charcas estacionales
de escasa profundidad, antecesores míos encontraron
un pequeño cofre en el que se hallaba un pequeño libro
bien protegido cuyas hojas amarilleaban y sus dibujos impresos
parecían haberse desfigurado con el paso del tiempo, pero
a pesar de ello, aún se podían leer sus bellas historias y los valores
del ser humano que en él se describían y que la autora pretendía
difundir; junto a aquel libro se encontraban unas curiosas
fotografías de diferentes personas en distintos entornos y
paisajes. Me llamó la atención algo que llevaban todas las personas
que aparecían en aquellas fotografías sobre sus cabezas,
hasta que pude descubrir que era su propio pelo, algo inverosímil
para los Toekom, ya que el pelo se consideraba como un
foco de infección y transmisor de múltiples enfermedades debido
a la gran cantidad de microorganismos patógenos, como
virus, bacterias u hongos microscópicos que en él se albergaba;
sin embargo, en aquellas fotografías, a pesar de ser humanos
indudablemente enfermizos infectados por su entorno y costumbres,
se les veía muy felices.
Curiosa imagen la de aquellas personas con atuendos disparatados
y cuyas telas propiciaban energías negativas debido a
la baja calidad y toxicidad de su composición; la construcción de
sus calles y casas sin ningún criterio, como si fueran dédalos humanos,
y la cantidad de objetos inútiles que les rodeaban abrían
mi curiosidad sobre ellos y los motivos de sus comportamientos.
Por las noches y a través de la tenue luz de la Luna, leía
el pequeño libro. La luminiscencia que rodeaba los contornos
de cada letra, de cada línea y cada párrafo me hacían descubrir
cada vez que lo releía nuevos mensajes de su escritora.

Increíble —pensaba—, tantos mensajes ocultos en tan poco
contenido. Incluso había momentos en que como una canción
lo recitaba, y era entonces cuando me trasladaba con sus historias
a otras épocas inventadas por aquellas atípicas personas
soñadas. Ese libro, La 5ª clave, encontrado en aquel antiguo cofre
oculto por el barro y los matojos de una charca estacional,
fue el motivo y la clave de mi pasión por el estudio de la cultura
de civilizaciones antiguas junto con la luminiscencia que
rodeaba los contornos de cada letra.
Los hombres en aquel tiempo actuaban bajo unas creencias
que les marcaban en todos los sentidos de su vida, y verdaderas
o no, nadie las ponía en tela de juicio. El poder personal
no existía, ya que estaban supeditados a las distintas
religiones, creencias y costumbres.

La ciudad Toekom
Un día, sin previo aviso, recibimos a un grupo de enviados de
una ciudad Temura; llevábamos mucho tiempo esperando ese
momento, era la primavera de 2478 y nos encontrábamos en
un valle el cual llamábamos Huillopamba o valle sagrado, un
hermoso lugar donde el paso del tiempo no había dejado su
huella y las catástrofes naturales habían pasado de largo, como
si la ciudad hubiese estado invisible ante sus ojos.
Mi valle se encontraba entre paredes rocosas y altas montañas,
su limpia belleza de colinas ondulantes cubiertas de verdes
prados y fiordos silenciosos se alternaba con momentos
de brumas y sol, representando un sinuoso juego de luces majestuoso
y camaleónico. Cada nube, cada jirón de niebla, cada
cascada, se combinaba con los colores del agua, la piedra y la
vegetación, para componer la imagen de un mundo perdido,
un pequeño universo que solo permite al hombre asomarse a
su umbral.
Un trozo de cielo y aire protegido desde los anales de la
Historia, una franja de tierra y agua que nos abría sus brazos y
nos invitaba a vivir cada día en ese pequeño paraíso.
Aquel día el cielo estaba despejado y en el aire solo se oía el
fluir de las aguas contra las rocas de un río cercano a la ciudad.
A lo lejos, levitando, vimos una gran bola azul cobalto brillante,
de ella emanaba una luz blanca dorada cayendo como lluvia sobre
las suaves colinas de nuestra ciudad. Pequeños destellos

azules parecían señales pidiéndonos permiso para aterrizar en
nuestra ciudad.
Era un titánico Merkaba(6) cósmico muy peculiar y silencioso,
con el aspecto de un picudo rojo cuya mezcla de colores,
que se desprendían de él, se movían lentamente como suaves
olas de agua mecidas por el mar. Según se acercaba se iba haciendo
invisible a nuestros ojos, estaban utilizando la polarización
de la luz a través de un mineral cristalino llamado calcita,
era como ocultarse tras una manta invisible donde el sonido de
cristales cantarines nos advertía de su presencia.
Las ciudades Toekom no eran demasiado grandes, pero habíamos
conseguido hacerlas muy atractivas asentadas en una
autodefensa natural a base de plantas y rocas, extrayendo de
ellas todo su potencial.
Cada ciudad utilizaba los recursos del entorno donde se
ubicase, implantando de este modo su propia personalidad. Todas
ellas eran una ciudad fortaleza, rodeadas por siete murallas
dispuestas circularmente, de manera que comprendían un círculo
dentro de otro; y todas, a pesar de las distancias que hubiese
entre cada una de ellas, se regían con las mismas bases, porque
todos los habitantes de estas ciudades tenían una conexión
mental que habían ido desarrollando con el paso del tiempo.
Nuestra ciudad tenía amplios caminos de cuarzo blanco
acompañados de pequeñas piedras de todos los colores que adornaban
las fachadas de nuestros domus(7) como zafiros, sodalitas,
rubíes, turmalinas, jades, cornalinas, rodocrocitas o el cuarzo

rosa, que aportaba sensaciones intensas de felicidad espiritual y

(Continuará,  ver Fragmento XIII)



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